Jesús Méndez Lastrucci

Nace la idea por parte de la Hdad. del Gran Poder de Sevilla. Consistía en dedicarle un monumento a la figura del insigne escultor imaginero cordobés, Juan de Mesa. Se convocó un concurso de ideas, y ésta fue la que  presenté. Dado que no existe retrato alguno, que se sepa cómo era físicamente, opté por representarlo  mediante una alegoría. De ahí que, partiendo que Sevilla es una ciudad Mariana por antonomasia, es  la Stma. Virgen la que se le aparece al escultor, y sin mediar palabra, le hace entrega del verdadero rostro de su Hijo al imaginero. El rostro refleja al Señor de Sevilla, que es portado por un ángel, mientras otro le trae las herramientas con las que debe finalizar su trabajo. Como signo de respeto y de elevar su obra al máximo exponente, en este caso, divino, el imaginero  haciendo una reverencia lo recibe. Una idea romántica tal y como se pidió en las bases.